Durante meses antes de la boda, voy a ir pillando el ritmo de vuestra historia. No se trata solo de hacer fotos bonitas, sino de entender quiénes sois y qué os importa de verdad.
Porque si no sé nada de vosotros y de vuestra boda, no sacaría partido a todo lo que tenéis en mente.
El día de la boda llego pronto, mucho antes de que empiece el ajetreo y me voy cuando ya no quede nada por contar.
No solo me limito a disparar fotos.
Te echo una mano si lo necesitáis, te guiaré si hace falta y, sobre todo, te haré las mejores fotos que podéis imaginar, sí, y lo haré casi sin que tengáis que pensar en ello. Cuando sé que tengo la historia completa, ahí termina mi trabajo.
Bueno, casi.
En las horas siguientes os envío una pequeña selección de fotos para que podáis ver y compartir las primeras impresiones con quien queráis.
Y unas semanas después de la boda, tendréis todas las fotos que contarán vuestra historia en una galería online, donde podréis descargar las imágenes con un solo click y compartirlas con vuestros invitados.
¿La entrega final? Lo haremos bonito.