Desde el primer momento, no se trata solo de contratar a un fotógrafo. Se trata de empezar un recorrido juntos, para que el día de tu boda no solo se vea bonito, sino que te sientas tú misma.
Conoceré tu historia, a tu familia, a tu gente. Y gracias a eso, las fotos no serán solo imágenes bonitas: hablarán de ti, de quienes más quieres y de cómo viviste ese día.
Tendremos reuniones para resolver dudas, compartir ideas y, si hace falta, también visitaremos los lugares de la boda. A veces, en esa visita descubres detalles que no se ven en fotos online: una puerta antigua, una escalera con encanto, un jardín escondido… y ya podemos imaginar juntos cómo aprovecharlos en el reportaje.