El gran día empezó ya desde el día anterior, con una fiesta previa en uno de los rincones de Jardines de Gaéleo, donde se juntaron familiares y algunos amigos, cerveza en mano, disfrutando de la compañía y creando ambiente
La mañana de la boda, Alexandra se preparó en una de las habitaciones de la finca Jardines de Gaéleo, rodeada de sus familiares más cercanos, entre risas, nervios y miradas cómplices. Todo culminó en un instante especialmente emotivo: su padre le entregó el ramo con una ternura que emocionó a más de uno.
Mientras tanto, Miguel Ángel se vestía en casa de su madre, acompañado por sus padres, su hermana y sus hijos. Fue una mañana tranquila, compartida con gestos sencillos pero llenos de cariño. Porque los preparativos no son solo el inicio del día, son momentos en los que todo cobra sentido junto a quienes más importan.
En el corazón de Aspe, la imponente Basílica Nuestra Señora del Socorro fue testigo de una ceremonia llena de emoción, donde Alexandra & Miguel Ángel se dieron el “sí, quiero” rodeados de quienes más quieren. Él, con la serenidad de quien lo tiene claro. Ella, visiblemente emocionada, apenas pudo contener alguna lágrima mientras avanzaba hacia el altar.
Tras la ceremonia, la magia continuó en la finca Jardines de Gaéleo, uno de esos lugares que solo se llenan de sentido cuando las miradas, las manos entrelazadas y las sonrisas sinceras lo inundan todo. Pero antes, un detalle que dejó a todos sonriendo: Alexandra & Miguel Ángel llegaron en un Volkswagen descapotable, saludando a los invitados entre aplausos y bocinazos. Un momento de cine, espontáneo y elegante, que marcó el tono de lo que vendría.
El cóctel dio paso a una pausa breve, donde aprovechamos para hacer unas sesiones de pareja sin alejarlos demasiado del ambiente ni hacerles perder tiempo con las fotos. Momentos tranquilos, naturales, capturados con la luz perfecta y sin romper el ritmo del día. Porque a veces, basta con unos minutos bien elegidos para crear imágenes que digan mucho más.
Y entonces, la sorpresa: Alexandra le regaló a Miguel Ángel la moto de sus sueños. Él no necesitó palabras, su cara lo dijo todo. Y tras una vuelta entre los invitados —a todo gas— la fiesta comenzó como solo podía hacerlo con ellos: vibrante, alegre, inolvidable. Sin que se dieran cuenta, ese instante ya estaba quedando guardado para siempre.
La cena, organizada por Catering YA, fue un auténtico homenaje a la buena mesa: sabores de la tierra con un toque actual, presentaciones que sorprendían y un ambiente perfecto para brindar, reír y celebrar sin prisas. Todo pensado para saborear cada plato y cada momento.
La boda de Alexandra & Miguel Ángel fue especial porque todo fue auténtico. Y eso se nota en cada imagen. Porque cuando una pareja se siente libre de vivir su día a su manera, y sabe que hay alguien atento a cada detalle, las fotos no solo cuentan lo que pasó, sino cómo se sintió vivirlo.